Entre las tradiciones argentinas, la de la bombachita rosa de Navidad es de las más extrañas. Recuerdo de mis primeros meses en Buenos Aires cuando descubrí esta costumbre.
Sólo era principio de diciembre, pero en el centro comercial de Avellaneda, las vidrieras ya estaban llenas de colores, alternando vestidos de verano con papas Noël muy abrigados. Estaba paseando con una amiga. Entramos en una tienda de ropa. Por la sección de ropa interior, dejó caer este comentario, como si nada, mientras yo la miraba con cara extraña .
» Ah mirá, ya llegaron las bombachas de Navidad»
Y fue ella quién por primera vez me explicó esta costumbre sorprendente: para Noche Buena, las mujeres reciben como regalo una braguita rosa. «Cada año, me contó, mi abuela me regala una, a mí, a mi hermana y a mi mamá.» Me dí la vuelta y la miré con una sonrisita. La fijé a los ojos: no iba a poder quedarse seria mucho tiempo. Esperaba a que ella estallara de risa. Pero quedaba inexpresiva. Era yo la ridícula con mi incredulidad.
» Pero sí, es verdad ! Lo importante es el color rosa, no importa la forma. Y sobretodo te la tiene que regalar una mujer con la que compartís la mesa. Se supone que trae suerte. Yo me la pongo para Año Nuevo, pero algunas la llevan el mismo día de Navidad.»
» No me crees? «
Ya entendío lo que me pasaba: yo veía una serie de ropa interior rosa, pero de ahí a imaginar que era una tradición… Se río, es cierto que esta costumbre es extraña, pero no lo estaba inventando. Me llevó por toda la sección de ropa interior a la búsqueda de una prueba. La encontramos sin problemas: al fondo, una marca conocida había decidido comercializar las famosas bombachas en una estantería en forma de árbol de Navidad.
Las semanas siguientes, me dí cuenta que la vidriera de la tienda de lenceria cerca de mi casa se cubría también de rosa. Y al fijarme bien, descubrí la amplitud del fenoméno: se repitía en muchas tiendas de la ciudad. Bombachas rosas, hay de todos precios de todos tamaños y todas formas.
Bombachas rosas, hay de todos precios de todos tamaños y todas formas.
Unas semanas después, aquella primera Navidad, me acerqué a la mesa un poco preocupada, tengo que confesarlo. A unos minutos de las 12 campanadas, antes de la mesa dulce: distribución de bombachitas rosas entre las invitadas. La ama de casa tenía preparados los regalos, un modelo diferente para cada una. Y me sentí más tranquila cuando me dijeron que no me la tenía que poner enseguida. El ritual quedaba acá. El año siguiente, la fiesta de Navidad fue más intima. No hubo rastros de bombachas rosas a la hora del postre. Pero al abrir los regalos, me preguntaron:
» ¿y esta bolsita ? No hay nombre escrito, ¿para quién es? «
Recordaba perfectamente haber traído el paquete pero como había comprado los regalos con mucha antelación no me acordaba muy bien de su contenido. Una de las invitadas lo abrió y encontró unas bombachas rosas. Mis planes fallaron, – no sabía muy bien cuando se tenían que repartir, y las olvidé en el fondo de una bolsa – pero todos se ríeron. La francesa, manteniendo tradiciones argentinas..
Hoy estamos a unos días después de mi cuarta Navidad en Buenos Aires, y seguí escrupolosamente la tradición. Nadie supo nada pero hace tres años que todas las Noches Buenas – y también para Año Nuevo – me pongo la bombachita rosa. Espero que revelar esto publicamente no le sacará sus efectos : hace tres años que la suerte está conmigo.
Aquella primera Navidad, me acerqué a la mesa un poco preocupada, tengo que confesarlo.
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