Cuando regresé de mi primer viaje por América del Sur, enseñaba fotos de toda la gente conocida a lo largo del camino y los porteños eran los que más recibían comentarios de parte de mis amigos. Los franceses se imaginan a todos los sudamericanos en lógicos descendientes de los Incas: bajitos, de piel cobriza, de ojos y pelo negros. Si bien eso es cierto en las regiones andinas, desde Francia no se suele tener idea de la diversidad de los habitantes de Sudamérica, tierra que,además de su población nativa, también dió cobijo a gente de todos los continentes. En la capital argentina, la situación es particular, porque la mayoría de sus habitantes son de origen europeo. Es lo que llamo el » engaño » de Buenos Aires : tiene aires de Paris, de Barcelona o de Madrid por su arquitectura pero también por sus habitantes. Eso es algo que descubre asombrado un francés cuando llega acá por primera: resulta que Buenos Aires no es tan exótica.
Pero pronto, me dí cuenta que esta realidad insospechada por mis compatriotas también acá es un cliché. La frase famosa «los peruanos descienden de los Incas, los mexicanos de los aztecas, y los argentinos de los barcos«. ¿Todos los argentinos? ¿Realmente? Unos meses después de instalarme acá, subiendome a un taxi entablo conversación con el conductor que tiene rasgos muy andinos. Saco una conclusión apurada: es extranjero como yo y le pregunto si de Perú o de Bolivia. » de Jujuy Señora » me contesta con esta tonada discreta y educada que difiere tanto de la de los porteños. Su respuesta me deja helada y siento mucha vergüenza, vergüenza de mi comentario arrogante y superado. No sé como pedirle disculpas. Él sin embargo no se lo toma mal y se rie un poco de verme tan incómoda : « soy más primo de los bolivianos que de los porteños «
Con el tiempo aprendí a matizar estas afirmaciones, relativizar estos clichés. Descubrí también lo que implica en una sociedad tan desigual como la de Argentina: la discriminación social que asocia los rasgos europeos a las clases altas y la piel morocha a clase bajas, o los porteños alagándose de sus antepasados españoles o italianos, y callando los ancestros guaraní, mapuche o diaguita que constituyen una parte invisibilizada de la Nación.
Aaah sí, ya veo la sonrisita que se esbozó en su cara al leer estas líneas… les gustó, ¿no? Estarán pensando que tal vez les daría alguna oportunidad para una aventura con un/a compatriota mío/a? (Bien se sabe que los franceses son los más románticos) En realidad la explicación tiene un poco que ver con el punto anterior. Si algunos franceses se refieren a la belleza es porque la asocian con rasgos mestizos, y para ellos, Brasil y Argentina se confunden: la población desciende de pueblos nativos y esclavos negros. Pero esa es otra particularidad argentina : ya quedan muy pocos afro-descendientes acá, lo que sigue reforzando la creencia de otros sobre una ascencia exclusivamente europea. En cuánto a la cuestión estética, yo no opinaré, es cuestión de gustos… 😉
El tango: argentinidad por excelencia. Idea preconcibida que se refuerza cuando uno visita el Caminito en la Boca. Y expectativa de muchos de los turistas. Pocos franceses saben que el tango no es a propiamente dicho argentino sino Rioplatense y que eso también incluye a Uruguay. De hecho ¿sabían que la cumparsita el tango más famoso entre mis compatriotas, fue compuesto por un uruguayo: Gerardo Matos Rodríguez ?
En general en Francia se desconoce por completo otras expresiones musicales del país (yo recién acá descubrí lo que era el folklore y me enamoré de la chacarera), tampoco se sabe que el tango no sólo es un baile sino que tiene letra y una amplia tradición de canto. De hecho a mí me parece que entre los porteños, es mucho más popular como canto que como baile. Muchos pueden recitar la letra de algún tango famoso. Tal vez es más arraigado a la cultura por el lunfardo. Aunque a mí no me llega tanto como el folklore, entiendo que ahí hay algo profundo, algo que toca la sensibilidad de la gente acá y que habla de la esencia de la vida porteña, algo muy sútil y todavía inasible para mí.
Cuando me preguntan los franceses lo que bailan realmente los argentinos, les hablo de la cumbia y no lo pueden creer: ¡ está tan lejos de la nostalgia tanguera! Acá escribí una nota para recordarles los grandes clásicos cumbieros.
En Francia las clases de geografia no se explayan mucho sobre América del Sur. Antes de llegar acá yo también he de reconocer mi ignorancia: sólo sabía situar en el mapa Chile, Argentina y Brasil. No seré la única ya que algunas veces me preguntan si en Buenos Aires hablo portugués. Ya había vivido en España antes, pero al llegar acá en mucho sentido fue como volver a aprender un nuevo idioma. Acá una nota mía sobre algunas expresiones argentinas imprescindibles que tuve que aprender.
Eso sí, si hay una cosa que les queda claro a los franceses es que en Argentina hubo una dictadura en los años 1970, y un historia de madres reclamando algo en una plaza. Muchos argentinos y chilenos eligieron exiliar en Francia, y con algunos artistas como Mercedes Sosa se dió a conocer la cuestión de los desaparecidos .
Sé que este tema da pié a muchas polémicas entre los propios argentinos y no es el propósito de esta nota. No entiendo muy bien la idea los que hacen este comentario. ¿Tal vez se imaginan un pueblo sometido, asustado? A mí siempre me llamó la atención la gran vitalidad de la gente acá y su capacidad de mobilización, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Es cierto, el país conoció muchas viscitudes económicas y políticas a lo largo de su historia. Pero precisamente sus habitantes sacaron una gran fuerza, siempre supieron seguir adelante en las peores situaciones donde otros ya hubieran abandonado.
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