Belén Pasqualini aceptó hablarme de su abuela Christiane Dosne, nacida en Francia, que llegó a Buenos Aires a los 22 años para trabajar con Bernardo Houssay. Más allá de una simple historia de immigración es el relato de una vida fuera de lo común. Christiane fue pionera en investigación médica, desempeñando valiosos estudios sobre hematología y leucemia. Fue la primera mujer en entrar en la Academia Nacional de Medicina y siguió con su trabajo hasta los 82 años. Este año cumplió 99 años.
Belén creció con una abuela un poco excéntrica que la llevaba de paseo a su laboratorio a cuidar a su criadero de ratones, que quería mucho. Al contraria de la mayoría de su familia, a Belén no le dió por el lado científico: ella es actriz y cantante. En homenaje a su abuela escribió y interpreta un espectáculo «Christiane, un biomusical científico» que tuvo mucho éxito en Buenos aires e incluso de gira nacional e internacional.
Ella nació en 1920 en Saint Denis en los suburbios de París. Era la mayor de 4 hermanos. A sus 6 años se fueron a Canadá por una oportunidad de trabajo del papá que era ingeniero químico y se instalaron en Hawkesbury.En algun momento, la familia volvió a vivir en Francia cuando ella tenía 12 años. Y ella no tuvo una buena experiencia porque la burlaban le decía que tenía acento canadiense. Le tomó un poco de idea a Francia y se aferró más a Canadá. Después entró en la universidad de medicina en MacGill University.Vivía pupila durante la semana y luego el finde volvía en el pueblito de su familia.
Christiane llegó a la Argentina en 1942 en plena segunda Guerra Mundial. Llegó en barco desde Canadá. Ella estudaba medicina y el tutor de ella era Hans Selye, quien fue el investigador reconocido después por inventar el término estrés. Él le aconsejó pasarse a Medicina experimental y así se enteró de una especie de beca que les daba a las mujeres canadienses. Ella aplicó alrededor de un trabajo de Bernardo Houssay, un médico argentino. A la semana se enteró que había ganado la Beca, pero como estaban en plena guerra mundial le recomendaban que elija su segunda opción y vaya a la universidad de Yale en Estados Unidos. El papá de Christiane era muy aventurero, había estado en Buenos aires el año anterior y le había gustado mucho. Él y Hans Selye le dijeron «de ninguna manera tenés que ir a la Argentina porque probablemente no tendras ninguna otra oportunidad de ir a este lugar.» Así se vino sola a Buenos Aires, a trabajar como becaría de Bernardo Houssay, nuestro premio nobel.
Sí, un poco fue su educación, la criaron de forma muy libre. El papá impulsó y apoyó que ella se fuera, la madre era más aferrada, más sentimental. Pero bueno siempre en su casa vivieron con la idea de que la casa se forja donde uno esté y que hay que ser libres. Su carácter también tenía que ver evidentemente para poder vivir en otro país sola a los 22 años.
Nunca se planteó volver a vivir allá porque a los 24 años en el 1944 se decide casar con mi abuelo [Rodolfo Pasqualini, investigador en endocrinología]. Hacen un especie de pacto en el que ella le pide que por favor nunca se interponga en su carrera y él a cambio le pidió que siempre vivan en Buenos Aires. Y cumplen este pacto hasta final.
Bueno le sigue encantado comer queso y tiene en su casa queso bien al estilo francés. Y una cosa que nunca pudo soltar es la «R», sigue hablando así con la r francesa y se le patina la lengua.
Sí, me habla de Francia claro que sí, me cuenta cosas, pero es verdad que hace más hincapié en Canadá. Habla más de su infancia en Canadá, por ahí cuando habla de Francia cuenta más cosas de sus papás o de sus abuelos, donde vivieron y como se conocieron etc…
No me ha transmitido nada en particular. ¡Pero sí mucho el amor por el queso! Alguna receta de cocina que ella había aprendido de su mamá: la brandade, la bouillabaisse, la profiterolle au chocolat. Nunca me las enseñó, pero siempre la fuí persiguiéndola para que lo haga.
La idea que tenía era lo que le había contado el papá que había viajado un año antes. Le había parecido un lugar muy exótico, con gente muy cálida, muy amable, muy dada, un poco lo opuesto a lo que sucedía en Canadá. Así que había cierto entusiasmo de ir a Sudamérica y encontrarse con la sangre latinoaméricana y que todo sea un poco más festivo.
Llegó a Buenos Aires y se siento encantada por esta ciudad. Le llamó mucho la atención como las personas se miran en la calle. Los hombres no tenían ningún tipo de pudor para mirar a las mujeres, eso era algo muy raro para ella. En Canadá no se hace y eso le gustaba. Le llamó la atención los piropos que le decían. Ella caminaba por la calle y le decían piropos, le parecía algo raro y se reía con eso.
Después cuando llegó se fue a vivir a una pensión con ocho hombres estudiantes. Y ellos se reían y se divertían con ellos porque le enseñaban a hablar en lunfardo. Entonces ella iba a hablar con Bernardo Houssay quien era su mentor y le decía «Lleveme a chupar y a morfar algo que tengo un ragú espantoso» Ella hablaba en lunfardo sin saber lo que estaba diciendo y era una manera muy poco adecuada para dirigirse con su mentor tan prestigioso.
Probablemente lo que más le costó de Argentina era la impuntualidad, ella es muy puntual entonces la molestaba.
Sí, ella definitivamente se siente argentina por sobretodo . Ella dice que es Argentina. Al punto que cuando ella vino en barco se deshizo de su ciudadania francesa. Estaban en plena guerra y le dijeron que se desprendan de todos los documentos comprometedores que tengan y ella lo hizo. Eso es muy loco.
Fuí a París, no fuí a Saint Denis porque no tuve mucho tiempo, me quede con muchísimas ganas. Me sentí un poco en casa, me sentí que era parte de ese lugar, conocí a unos parientes. Me llevaron al pueblito donde viven y tuvimos un almuerzo familiar muy lindo, con muchos quesos, y con la rosca de Reyes que viene con un muñequito y el que lo encuentra, gana. Igual yo siento una esencia francesa en mí, bueno mal que mal tengo un 25% de sangre francesa. Así que es un país al que le tengo mucho cariño y cada vez que me pongo una boina, pienso en París.
Christiane, biomusical científico
Sola en el escenario, una enérgica Belén interpreta a su propia abuela, cuenta su historia y rinde homenaje a su trabajo de investigadora. Entre canciones y monólogos, nos emocionamos y pasamos de las risas a las lágrimas en cuestión de segundos.
Obra ganadora de 3 premios hugo (mejor libro de musical, mejor letra de musical, mejor espectáculo musical unipersonal)
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Para conocer la música de Belén Pasqualini, como cantautora, hagan clic aca.
Christiane Dosne de Pasqualini, Quise lo que hice. Autobiografía de una investigadora científica, 2007, Ed. Leviatán
Vidéo de una entrevista de Christiane y Belén ver Parte I Parte II
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