Hace poco se presenta otra oportunidad. Micaela y Rayana, mi amiga brasileña, hacen la previa en casa antes de salir juntas. Al prepararse para salir, Micaela, argentina ella, saca las famosas plataformas de su mochila.
Estoy fascinada por esta suela que cabe a penas en una sola mano. Ella se da cuenta de mi mirada y estallamos de risa. En este contexto, más familiar, más informal, me atrevo a hacer un comentario. Rayana también. Pero Micaela se justifica » No me las quiten, son mis mejores compañeras para ir a bailar! «A ella se divierte con mi reacción pero no se sorprende. Una parte de su familia vive en Milán. Cuando se fue de vacaciones allá, tuvo que dejar estos zapatos en el placard, siguiendo los consejos de su tía: « Acá si te ponés eso van a pensar que sos una dragqueen! «. » No entiendo como hacen las europeas para salir con estos tacos de aguja, es imposible caminar así. ¿Cómo hacen para bailar toda la noche así? « sigue Micaela. Yo, que soy adepta de las chatitas de toda la vida, sólo puedo darle la razón. Pero ¿esta estética un poco pesada «grans pies» que tanto me choca ? A Micaela no le importa. Para ella lo más importante es estar cómoda porque le gusta bailar. Entonces ¿sería eso el misterio que vincula las argentinas con sus zapatos? ¿El amor por el baile?
«¿Me los prestas un ratito?» Para mí es hora de mandarme para vivir esta experiencia. En el fondo he de reconocerlo: aunque nunca los compraría me muero de ganas de probarlos. Estoy llena de preguntas prácticas: ¿Serán ligeros? ¿Tan cómodos como dicen? ¿se engancharán bien a mis pies? Y otras interrogaciones más existenciales: ¿cómo se ve la vida desde allá arriba? ¿Va a cambiar mi feminidad? ¿Va resaltar más mi culo? ¿Tendría más potencial de piropos con ellas? Desde estas alturas de 9 cm de goma eva me siento mucho más grande. El peso es más bien ligero, eso me sorprende pero me siento muy torpe al caminar. Me molestan. No, todavía no saldría así a la calle. «No exageres» me dice Micaela. Tiene razón, no es tan terrible. Estoy contenta de haberlos probado. La verdadera incomodidad es salir de sus prejuicios. ¿Qué se ve desde allá arriba? Nada. O más bien mucho. Yo vislumbré la ventaja de vivir en otro país: siempre te empuja a ver las cosas desde otra perspectiva.
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