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Los zapatos locos de las argentinas

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En Argentina, las cimas andinas culminan a más de 6000m de altura, la majestuosidad del glaciar Perito Moreno ya es legendaria, como el vértigo al acercarse a la Garganta del Diablo, la cascada más grande de las cataratas del Iguazú. Pero en Buenos Aires, en el corazón de la llanura pampeana, las alturas más locas se encuentran en realidad en el suelo… o más bien debajo de los pies de las Argentinas.
«Yo ahora cambié de criterios. Acá cuando conozco una chica, primero miro sus pies después sé si me gusta o no » bromeaba un compañero de trabajo francés recién llegado a Buenos Aires. No sólo mis compatriotas se sorprenden de este fenómeno, también las vecinas sudamericanas quedan asombradas, hasta las brasileñas que son de las mejores specialistas en estilo vestimentario.

LAS PLATAFORMAS

¿Cuál es esta moda argentina que tanto les llama la atención a los extranjeros? ¡ Me estaba refiriendo obviamente a las plataformas ! Dos ladrillos de goma eva mantenidos atados a los pequeños pies de su propietaria por dos pobres cintas de cuero. Emblema de las salidas entre amigas, se ven en la entrada de los boliches el sábado a la noche o en el subte en hora pico el lunes a la mañana. Hay para todos los gustos para todas las circunstancias y para todas las estaciones: botitas, sandalias, ojotas incluso zapatillas! La plataforma es la mejor compañía de la mujer porteña elegante, el acesorio indispensable en su placard.
Para mí, comprarme zapatos en Buenos Aires terminó siendo como ir a depilarme: un verdadero problema. Las plataformas representan algunas veces la casí totalidad de los zapatos de una tienda. Me pasó aquella vez que buscaba unas chatitas de verano. Era misión imposible. En lugar de comprar, terminé sacándo fotos de las estanterías mientras la empleada sonría. En aquel momento todavía no estaba preparada para subirme a aquellas alturas, incluso sólo para ver que onda.

MI ASCENSO A LAS  ALTURAS

Hace poco se presenta otra oportunidad. Micaela y Rayana, mi amiga brasileña, hacen la previa en casa antes de salir juntas. Al prepararse para salir, Micaela, argentina ella, saca las famosas plataformas de su mochila.

Estoy fascinada por esta suela que cabe a penas en una sola mano. Ella se da cuenta de mi mirada y estallamos de risa. En este contexto, más familiar, más informal, me atrevo a hacer un comentario. Rayana también. Pero Micaela se justifica » No me las quiten, son mis mejores compañeras para ir a bailar! «A ella se divierte con mi reacción pero no se sorprende. Una parte de su familia vive en Milán. Cuando se fue de vacaciones allá, tuvo que dejar estos zapatos en el placard, siguiendo los consejos de su tía: « Acá si te ponés eso van a pensar que sos una dragqueen! «. » No entiendo como hacen las europeas para salir con estos tacos de aguja, es imposible caminar así. ¿Cómo hacen para bailar toda la noche así? « sigue Micaela. Yo, que soy adepta de las chatitas de toda la vida, sólo puedo darle la razón. Pero ¿esta estética un poco pesada «grans pies» que tanto me choca ? A Micaela no le importa. Para ella lo más importante es estar cómoda porque le gusta bailar. Entonces ¿sería eso el misterio que vincula las argentinas con sus zapatos? ¿El amor por el baile?

«¿Me los prestas un ratito?» Para mí es hora de mandarme para vivir esta experiencia. En el fondo he de reconocerlo: aunque nunca los compraría me muero de ganas de probarlos. Estoy llena de preguntas prácticas: ¿Serán ligeros? ¿Tan cómodos como dicen? ¿se engancharán bien a mis pies? Y otras interrogaciones más existenciales: ¿cómo se ve la vida desde allá arriba? ¿Va a cambiar mi feminidad? ¿Va resaltar más mi culo? ¿Tendría más potencial de piropos con ellas? Desde estas alturas de 9 cm de goma eva me siento mucho más grande. El peso es más bien ligero, eso me sorprende pero me siento muy torpe al caminar. Me molestan. No, todavía no saldría así a la calle. «No exageres» me dice Micaela. Tiene razón, no es tan terrible. Estoy contenta de haberlos probado. La verdadera incomodidad es salir de sus prejuicios. ¿Qué se ve desde allá arriba? Nada. O más bien mucho. Yo vislumbré la ventaja de vivir en otro país:  siempre te empuja a ver las cosas desde otra perspectiva.

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