A todos, sean amigos o desconocidos, su elección de vida nos llama la atención. Algo tendrá que ver con esta tranquilidad segura que se desprende de él, la serenidad de alguien que encontró sentido a su vida, a pesar de las marcas evidentes de la dureza de su oficio: la piel curtida por el sol, las manos callosas y un pie que no se bancó la carga intensa de las tareas cotidianas. Elegir ser agricultor hoy día en Francia está considerado como una idea un poco excéntrica. » Tener campo » no es sinónimo de riqueza, al contrario. Como muchos, nuestros padres se sorprenden. Ellos, viticultores ya jubilados, definen el trabajo de la tierra como un » trabajo de esclavo «, pero Sylvain, él, habla de inmensidad y de vida al aire libre….
Con varios amigos del grupo, vamos a su casa darle un mano. Cruzamos el macizo del Alaric por el col du bouc- el paso del chivo- y bajamos por unas curvas impresionantes a través de los bosques de pinos y de las laderas plantadas de vid. Después, frente a nosotros, se abre un valle verde, el Val de Dagne. Mi abuela paterna nació en esta zona y vivió en el Minervois desde que se casó con mi abuelo pero ella siempre se consideró como una exiliada. De hecho a unos kilométros acá, a los pies de una colina rocosa, entre las zarzas y los bojes, descansan para siempre las ruinas de la casa de su familia, abandonada después de la Primera Guerra Mundial. Justo del otro lado de este mismo cerro, vive Sylvain.
Su casa es un camión acondicionado de 15m2. En su biblioteca, alternan mapas de la región y libros con títulos tan evocadores como Aromaterapia para rumiantes, Flora pastoral, Otra manera de domesticar, El mundo según Monsanto. Media horma de queso regalada por compañeros ganaderos comparte la heladera con las verduras de su vecino horticultor. Sus cajones rebalsan de productos con sello orgánico. Cuando se lo comentamos, no le da mucho importancia. » Ooh no dejan de ser productos industriales, son del supermercado.. » dice mientras abre la alacena para sacar la botella de vino para la picada. En un rincón, se encuentran también una moto y dos guitarras. A pesar de todo, cabemos 5 personas alrededor de la mesa minúscula para compartir un almuerzo lejos de ser frugal. Mientras me preparo otra tartina de paté, él nos cuenta su cambio de vida.
Nada lo predestinaba a ser pastor: ni su familia alejada del mundo agrícola, ni sus estudios de electrotecnia. Pero en 2012, se cansó de armar instalaciones eléctricas y dejó un trabajo estable para empezar un curso de formación profesional.
«Decidí iniciarme a un trabajo rural pero no sabía muy bien que hacer. Al principio pensaba criar caracoles [sí, sí eso existe queridos argentinos] o cultivar hortalizas. Pero bueno, interactuar con lechugas no es lo más interesante – se ríe – Elegí la especialidad » vacas lecheras «. Después, descubrí lo que es el pastoreo con las ovejas. A final del curso, ayudé a una compañera a llevar un rebaño a los Alpes donde ella iba a pasar la temporada de verano. Pero no le fue bien y yo la sustituí. Allí conocí lo que es la relación con la majada, la buena vibra con el perro: este vínculo tan especial que se teje con los seres vivos. Y entendí que eso era lo que quería hacer. En 2014, le compré el rebaño al pastor del pueblo de acá porque se jubilaba «
Acompañar las ovejas a pastar por el monte en lugar de dejarlas solas en un campo cercado es lo que para él hace la diferencia entre el pastor y el ganadero. Y seguramente lo que constituye todo el encanto de su labor. Su forma de manejarse es poco convencional en el mundo de la ganadería ovejera, porque busca alejarse al máximo de la lógica industrial. Desde mediados de junio hasta mediados de marzo, cada día, bajo el sol, la lluvia o el viento, Sylvain recorre unos diez kilómetros al ritmo de las ovejas. Ellas se alimentan casí exclusivamente de las plantas de la » garriga «, el monte mediterráneo. Eso tiene repercusiones sobre el sabor de la carne o de la leche pero también representa una alimentación totalmente sana: pueden autoregular el aporte en vitaminas y minerales según las plantas que consumen. Sylvain necesita una gran superficie de pastura para poder satisfacer las necesidades de sus 150 ovejas y 3 carneros. Entre todo, explota 1000 hectáreas de garriga, una extensión muy importante para las proporciones del mundo rural europeo. El pastoralismo permite valorar estas tierras no cultivables que no les interesa a nadie y mantenerlas en buenas condiciones, en prevención de los incendios por ejemplo.
Su forma de manejarse es poco convencional en el mundo de la ganadería ovejera, porque busca alejarse al máximo de la lógica industrial.
Sin embargo no siempre sus ovejas pastan por el monte. Cuando se acerca el período de nacimiento de los corderos, las instala en las parcelas cercanas a su casa para poder cuidarlas mejor. Es el único momento en el que completa su alimentación con heno y grano para ayudar el final de la gestación, la lactancia y el destete. Los nacimientos tienen lugar en marzo abril y es un momento crucial en el año. » En este momento vivo desconectado del mundo exterior. Duermo a penas 4 horas por noche y me paso todo el día en el establo. Es lo más dificil porque requiere mucha atención, mucha carga de laburo, mucho cansancio pero también es el mejor momento, el más interesante porque cambia mi relación con las ovejas. Es como la culminación de todo el trabajo del año «.
Si bien hoy día un GPS permite visualizar los lugares ya pastoreados, las tareas cotidianas siguen siendo idénticas desde hace siglos, con toda su simpleza. Un perro, unos cencerros, unas alforjas de cuero y el mismo paso ancestral por kilométros y kilómetros de colinas como generaciones y generaciones de pastores antes de él. A veces las jornadas son muy largas. Si la zona de pastoreo se encuentra muy alejada, Sylvain arranca a las 4h de la mañana y empieza la lenta travesía en la oscuridad para llegar al alba a las tierras de pastura más rica. Los amaneceres y atardeceres por el monte de las Corbieres son parte de su cotidiano, como otros en Buenos Aires cruzan la 9 de julio par ir a la oficina. ¿Qué pasará entre bojes y enebros del cerro de la Coque al amanecer ? Nunca sabremos. Sylvain es testigo de estos momentos privilegiados de la naturaleza que vos y yo ignoramos.
Sylvain se entusiasmó con eso de ser entrevistado y para terminar la investigación de este reportaje me propone acompañarlo. Vamos a darles de beber a las ovejas que están excepcionalmente en una parcela cercada. No pudo quedarse quieto. Calzó sus botas por primera vez en días para «ver que onda», cuando aún le prescribieron unas semanas más de reposo. Un incendio muy fuerte quemó las colinas tan lindas cerca del paso del chivo, a unos cientos de metros a penas de su rebaño. Yo, como cada vez que vuelvo a mis pagos, me reencuentro con la tierra de mi infancia con una mirada nueva, depurada de la rutina y lavada por la distancia. Pero esta vez me dejo llevar por él con sus ojos expertos y la vuelvo a descubrir de otra manera.
Ser pastor precisamente es entrenar la mirada. Me enseña detalles que no veo a primera vista pero que aparecen a medida que los nombra. » Mirá acá este vallecito, el incendio lo saltó, es una zona donde fuí con el rebaño hace unos meses. Allá los bojes están secos, hace meses les agarró una plaga que los mató a todos» . Me comenta sobretodo de las plantas – entiendo el porque de la guia botánica en su biblioteca- y busca especialmente la aphyllantes que tiene gran valor nutritivo para las ovejas. En la calma del atardecer sólo se escuchan el tañido de los cencerros. Inmediatamente, ejercen un efecto tranquilizante sobre mí. Me confiesa, como si fuera un secreto: » Ahora podría reconocer mi rebaño sólo por su música « . Hay una melodía especial a cada rebaño. A veces, un cordero se pierde y llama. Los demás le contestan. Por eso la sinfonía del rebaño alterna los sonidos guturales de los balidos y las notas metalícas y ligeras de los cencerros.
En este momento es cuando realmente conozco a las ovejas. Mientras los abrevaderos se van llenando, ellas se acercan con sus patas delicadas. Chusmean curiosas con su pequeño hocico y me vienen a olisquear la mano. Sueltan un sonido con modulaciones muy extrañas: hay algo casí humano en el balido. Me inspiran inmediatamente mucha ternura, con la forma extraña de su cabeza, estos ojos saltones y sobretodo este vellón suave de perfume potente. Se debe crear una relación muy especial con estos animales. Cuando se lo pregunto a Sylvain le cuesta un poco explicarlo simplemente. El vínculo con la majada es más complejo que lo que parece. Me percato que él se identifica con ella sin darse cuenta. Me divierte escucharlo decir: «pasto» en lugar de «llevo a las ovejas pastar» «cuando he parido « en lugar de «cuando las ovejas han parido«. No, no les da nombre a cada una, pero eso no quiere decir que no las reconoce. Una vez más se trata de un gran trabajo de observación. «Simplemente sé que la pequeña negra pasará delante de todas a la hora de volver a casa, o que esta otra es más » mandona » y le pondré un cencerro. Es todo un equilibrio entre yo, el perro y el rebaño.»
El perro tiene un rol determinante : a él le toca ir a buscar y juntar las reses estén donde estén. De hecho Charlie, su border collie, merecería una nota para él sólo. Sin él imposible trabajar. ¿Tal vez esta relación es incluso un poco terapéutica para Sylvain? «Cuando estoy enojado o estresado, las ovejas lo notan, el perro también… tiene paciencia pobrecito « reconoce. De alguna manera, no sé que pasa, pero algo ocurre, la magia opera. Él ya no es la misma persona junto a su rebaño. Se aquietan sus gestos, se endulza el tono de su voz. Se acerca la otra perra agotada de tanto correr. Con una mano en cuenco le da agua para que beba y de la otra le acaricia el flanco con ternura, murmurándole palabras lindas. ¿Donde está este agricultor sanguinario tal y cómo lo describen los veganos?
No es casualidad si Sylvain elegió el modo de agricultura orgánica, alejado de los modos de producción más ortodoxos. Trabaja con «nature et progrés» (naturaleza y progreso) un sello conocido en Francia por ser aún más exigente y estricto que la mención orgánica clásica. Entre otras cosas, el bienestar animal es una cuestión preponderante. Por ejemplo, no recorta el rabo de las crías, práctica higiénica motivada sólo por las condiciones de hacinamiento propias de la ganaderia industrial. Vende carne de cordero de un año de edad, evitando el trauma de un destete prematuro a los 2 o 3 meses. Con otros ganaderos vecinos – que califican graciosamente de «anarquistas»- planean armar un » camión-matadero » que vaya de granja en granja para ahorrar a los corderos el estrés demasiado importante del transporte y del matadero industrial.
Una de sus compañeras me explica también que le gustaría establecer un protocolo incluyendo un momento de silencio antes de sacrificar a la cría, un instante de consciencia para poder agradecer el animal por la vida que se le toma. Esta conversación me deja pensativa. El trabajo de Sylvain plantea en realidad cuestiones mucho más profundas que lo que parece a simple vista. El lugar del hombre en el mundo y su relación con los seres vivos. Invita a desarrollar una forma de humildad frente a los ciclos de la naturaleza, a cultivar una actitud donde el ser humano es parte integrante del mundo y no un mero explotador de sus recursos. Algo profundamente simple y hermoso. La verdadera esencia de la vida. ¿Tal vez es eso el único respeto a la Pacha Mama ?
» Aquel que cuida humildemente algunas ovejas bajo las estrellas, si toma conscienca de su rol descubre que es más que un servidor. Es una centinela. Y cada centinela es responsable de todo el Imperio » Antoine de Saint Exupéry, Terres des hommes
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